domingo, 7 de junio de 2009

como y por que se descubre la dorsal atlantica

Descubrimiento de la dorsal atlántica:
El hallazgo más espectacular referente al fondo marino tuvo ya una premonición en fechas muy anteriores, allá por el año 1853, cuando se trabajaba en el proyecto del cable atlántico. Se hicieron sondeos para medir la profundidad oceánica y, a su debido tiempo, se informó que las señales revelaban la presencia de una meseta submarina en pleno océano. El centro del océano parecía menos profundo que los costados. Como es de suponer, entonces se creyeron necesarios sólo algunos sondeos a lo largo de la línea hasta que en 1922, el buque oceanográfico alemán Meteor inició el sondeo metódico del Atlántico con instrumentos ultrasónicos. Durante 1925, los científicos pudieron ya informar sobre la existencia de una vasta cordillera submarina que serpenteaba a lo largo del Atlántico. Los picos más altos atravesaban la superficie del agua y aparecían como islas, entre ellas, las Azores, Ascensión y Tristán de Cunha. Ulteriores sondeos en otras regiones marítimas demostraron que la cadena montañosa no se limitaba al Atlántico, pues su extremo meridional contorneaba Africa y Nueva Zelanda, para tomar luego dirección Norte y trazar un vasto círculo alrededor del océano Pacífico. Lo que al principio se creyó que era la dorsal del Atlántico Central, resultó ser la dorsal Transoceánica. Y, por lo que atañía a la constitución básica, dicha dorsal transoceánica no era como las cadenas montañosas del continente, pues mientras las montañas continentales están compuestas por rocas sedimentarias estratificadas, el océano es de basalto prensado desde la cúspide hasta las grandes y caldeadas simas. Después de la Segunda Guerra Mundial, Ewing y Heezen exploraron con redoblado afán los accidentes del fondo oceánico. Para sorpresa suya, diversos y minuciosos sondeos, realizados en 1953, les mostraron que a lo largo de la dorsal, y justamente por su centro, corría un profundo barranco. A su debido tiempo se descubrió también esta particularidad en todas las porciones de la dorsal transoceánica. Ello condujo a que algunos lo denominaron la Gran Hendidura del Globo. Hay lugares donde ésta se acerca mucho a la tierra: sube por el mar Rojo, entre Africa y Arabia, bordea las costas del Pacífico, atraviesa el golfo de California y contornea el litoral del estado de California. Al principio parecía como si tal Hendidura fuese continua (una grieta de 65.000 km en la corteza terrestre). Sin embargo, una exploración más detenida demostró que estaba compuesta por breves secciones rectas separadas entre sí, como si unas sacudidas sísmicas hubiesen desconectado cada sección de la siguiente. Y, en efecto, a lo largo de la Hendidura es donde suelen originarse los terremotos y los volcanes.

Cyana Evolución de los zócalos:
En su día, tal Hendidura era una falla por la que emergía lentamente, desde el interior, la roca fundida, o magma. Allí se enfriaba y se aglomeraba para formar la dorsal, e incluso se extendía más allá de la misma. Esta difusión puede alcanzar velocidades de 16 cm/año; en consecuencia, todo el fondo del océano Pacífico podría quedar cubierto por una nueva capa en 100 millones de años. Por cierto que los sedimentos extraídos del fondo oceánico son muy raras veces más antiguos, lo cual puede parecer asombroso en una vida planetaria que sería cuarenta y cinco veces más vieja si no mediara ese concepto de desparramamiento sobre el suelo marino. La Hendidura y sus ramificaciones parecen dividir la corteza terrestre en seis inmensos zócalosy algunos otros más pequeños. Estos zócalos se mueven impulsados por la actividad reinante a lo largo de la Hendidura, pero lo hacen como unidades independientes, es decir, que no se produce ningún movimiento apreciable en los accidentes de un determinado zócalo. La remoción de tales zócalos explica la rotura de la pangea y la deriva continental producida desde entonces. Nada parece indicar que tal deriva no pueda determinar algún día una nueva reunión de los continentes, aunque quizá con otra disposición. En la vida de la Tierra se habrán formado y fragmentado probablemente muchas pangeas; la fragmentación más reciente se muestra con mayor claridad en nuestros archivos por la sencilla razón de que es la última.

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